Pearl Jam: El ‘grunge’ aún patea


Suenan los potentes acordes de Alive. 16.000 personas corean el intenso estribillo de Pearl Jam, la última banda en despuntar entre el rock enérgico y oscuro que bombea en Seattle. La atención está puesta en su cantante, Eddie Vedder. Éste trepa por un lado del escenario sobre un amasijo de hierros. Desde ahí mira desafiante a su público. Y desde un lado, contemplan atónitos la escena miembros de Red Hot Chilli Peppers y Nirvana, compañeros de cartel esa noche. El melenudo y desencajado vocalista se balancea como un jamón desde las alturas de este recinto.

Es la Nochevieja de 1991 y estamos en San Francisco, en el local Cow Palace. Esa misma semana Nevermind, el disco generacional de Nirvana, ha arrebatado el puesto número uno a Michael Jackson y su Dangerous en la lista con los álbumes más vendidos en EE UU. El debut de Pearl Jam, Ten, ha entrado en la posición 32 en este ranking. Es un puesto muy discreto comparado con el de Cobain y los suyos. Pero durante los siguientes meses subirán con decisión hacia la cima y acabarán poniéndose por encima del de Nirvana. Pero a eso llegaremos más adelante.

Dejé de hacer aquello [trepar por el escenario] porque no iba a aguantar más de cuatro conciertos así. Mi cuerpo hubiese acabado siendo un tórax con una cabeza”, explicó Eddie Vedder (46), a mediados de los 90 a ROLLING STONE. Como quien descubre que es un súper héroe, en aquellas primeras actuaciones el fibroso vocalista aún andaba acotando sus dotes como imbatible líder (no ha perdido un ápice de energía desde entonces, como muestra el documental Pearl Jam Twenty, un repaso de sus 20 años de carrera dirigido por Cameron Crowe).

Todo arrancó muy rápido para Pearl Jam. Poco más de un año antes de colgar por encima de 16.000 almas, Vedder trabajaba en una gasolinera en San Diego (en el sur de California), pasaba sus ratos libres haciendo surf y cantando con su banda de rock con ramalazos funk. Un tipo normal e incluso tímido, como le describen sus amigos de entonces. Pero a unos 2.000 kilómetros al norte se estaba labrando su futuro. Sin que Vedder supiera nada de ello, claro.

En el noroeste de Estados Unidos, en la lluviosa Seattle, el guitarrista Stone Gossard (45) andaba pensando en su porvenir aquel verano de 1990. La sensación de haber perdido un tren con su anterior grupo rondaba su cabeza. Mother Love Bone, la banda que le iba a haber catapultado al estrellato había desaparecido de forma abrupta. Su cantante, Adrew Wood, murió de sobredosis de heroína, a los 24 años, justo cuando el grupo iba a sacar su primer álbum (el póstumo Apple, publicado el verano de 1990). Stone se juntó entonces para tocar con Mike McReady, un amigo que también le daba a la guitarra en Temple of the Dog (otro célebre nombre de esta ciudad, un proyecto efímero con Chris Cornell de Soundgarden). Los dos quedaban en el ático de la casa de los padres de Stone e improvisaban durante horas. La mecha prendió cuando apareció otro viejo colega, Jeff Ament, compañero de Stone en su anterior banda y en Green River, otra formación clave en el grunge (el árbol genealógico de Pearl Jam tiene más ramas que el de la familia Flores). “Tocamos Dollar short y en seguida nos dimos cuenta de que teníamos una buena banda entre manos”, revelaría después Gossard a ROLLING STONE.

Dollar short era una composición hecha para Mother Love Bone y que este grupo no llegó a publicar (hay una primeriza versión en directo en YouTube). Pero el intenso tema es conocido sobre todo por ser el germen de Alive, la célebre y también generacional canción de Pearl Jam (el periodista Chris William la equiparó en Los Ángeles Times a My generation, de los Who). “En seguida sentí que aquel tema sacaba algo de dentro de mí”, recuerda el vocalista de Pearl Jam.
Le llegó en una casete con cinco canciones con la maqueta grabada por Gossard y compañía en agosto de 1990. Se la pasó un conocido común, Jack Irons, que acababa de abandonar Red Hot Chili Peppers (y que años después también entró en Pearl Jam). “Mi primer pensamiento fue: ‘Este tío sabe cantar’. Lo hacía en un tono bajo, algo que me resultaba excitante, dado que todos los cantantes que habíamos probado trataban de imitar el tono agudo de Andy [el fallecido vocalista de Mother Love Bone]”, contaba Gossard a Mojo sobre las pruebas que le envió Vedder, grabadas en una casete por encima de un recopilatorio de Merle Haggard. Antes de conocer a sus futuros compañeros, el futuro vocalista de Pearl Jam escribió las letras de tres temas, más adelante bien conocidos por estar en el primer álbum de Pearl Jam: Alive, Once y Footsteps. La inspiración la encontró entre olas, haciendo surf, y de madrugada, mientras expendía gasolina. “Alive es la historia de un padre que fallece. Resulta que su hijo es igual a él y la madre le educa para que sea como su marido. Incluso se casa con otro pero no olvida al amor de su vida. El hijo acaba lleno de dudas, sin entender qué coño está pasando”, contó Vedder a ROLLING STONE sobre el significado de Alive. Un trasfondo casi incestuoso, inspirado en la falta de una figura paterna en la infancia del cantante. Esta primeriza versión cautivó al trío en Seattle. Gossard: “La gente deja pasar mucho tiempo para dar con el momento perfecto en el que tomar decisiones. Nosotros pensamos: ‘No nos mareemos. Hagamos música, simplemente”.

El otoño de 1990 Eddie cogió sus bártulos y se desplazó de California hasta Seattle para conocer en persona a Gossard y compañía. Resultaron ser compañeros de viaje durante las dos siguientes décadas.

En la primavera del siguiente año la recién formada banda entró en el estudio London Bridge, en Seattle, para grabar su primer disco (el mismo espacio en el que Soundgarden registró Louder tan love, de 1989, o en el que Alice in Chains inmortalizó su trabajo Facelift, de 1990). En total fueron tres semanas de grabación. “Era muy ansioso y controlador entonces, quería que todas las canciones sonasen perfectas. Repetíamos un tema hasta 30 veces hasta dar con la toma adecuada”, recuerda hoy Gossard de aquellas sesiones. Ten se desmarca de gran parte de otras obras emblemáticas del grunge: su sonido pulido tiene más del rock clásico setentero (The Who, Led Zeppelin…), que del punk-rock americano (Angry Samoans, Pagans…) que tanto marcó a otros músicos de su entorno.

El 27 de agosto de 1991 Ten llegó a las tiendas. No despertó grandes halagos de primeras. “Estrujan mucho dramatismo en unos pocos acordes potentes que nadan en un mar de eco”, dice la poco entusiasta reseña del disco en ROLLING STONE, en octubre ese año. Un mes después la banda salió a la carretera para presentarlo. Fue entonces cuando comenzó la metamorfosis de Vedder: resultó que el recién llegado no era tan tímido. “Se convirtió en un animal y empezó a perder la cabeza. Se dejaba llevar por las partes más caóticas de las canciones, mientras descubría sus posibilidades cómo cantante”, recuerda Stone. Vedder crecía y el público de Pearl Jam también. En la primavera de 1992 las ventas de este debut comenzaron a ascender poco a poco, de forma constante. No llegó a conquistar la cima de los álbumes más vendidos de EE UU (su posición más alta fue la segunda) pero dos años después de su publicación consiguió lo que en aquel lejano concierto de Nochevieja parecía imposible: sobrepasar entonces las ventas acumuladas de Nevermind, de Nirvana. “Si se sigue hablando bien de él supongo que algo debimos hacer bien”, reflexiona Gossard ahora.
Fue el pasaporte de Pearl Jam a la primera división del grunge y el primer paso en una sólida carrera de más de 20 años.

Comments

Popular posts from this blog

El vinilo de la semana: Queen - A Night at the Opera

El vinilo de la semana: Tesla - Psychotic Supper

El vinilo de la semana: Pink Floy - The Division Bell